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La ceremonia celta o unión de las manos es un ritual diferente, que quizá habéis visto en las películas. Sin duda es uno de los más especiales y puede hacer de vuestra ceremonia civil un momento para recordar.
No os preocupéis. Que sea una ceremonia celta no significa que debáis disfrazaros y casaros en medio de un bosque. De la tradición celta extraeremos solo algunos elementos y momentos significativos, como es la unión de las manos, aunque el maestro de ceremonias os podrá orientar y explicar todas las formas de realizarlo.
¿Qué es la unión de las manos o handfasting?
La unión de las manos es una tradición celta milenaria en la cual la pareja sumaba sus fuerzas, complementaba sus carencias y ataban sus votos para unirse en matrimonio.
¿Cómo hacer el handfasting o unión de las manos?
Para realizar la unión de las manos, la pareja unirá sus manos por las muñecas, formando un ocho, símbolo del infinito. Este es el momento, en el que suman sus fuerzas, debilidades, sus historias y sueños. El maestro de ceremonias rodeará sus manos entrelazadas con cintas o cuerdas y leerá un texto sobre la importancia de esas manos que van a acompañarles. Otra opción, mi preferida, es que la pareja aproveche para leerse unos votos, promesas o palabras. De una u otra forma, al final de la lectura, el ofíciante pedirá a los novios que separen sus manos, formándose automáticamente un nudo con las cintas, representando que todo lo dicho ha quedado bien atado, una imagen bien bonita que todos los invitados disfrutarán.
Otros elementos de la ceremonia celta
Si sois atrevidos y queréis tener la experiencia completa, podéis celebrar la ceremonia celta con todos sus ingredientes. Para empezar buscando las vestimentas adecuadas, pidiendo a los invitados que asistan también con prendas o disfraces acordes. El lugar también será importante. Un bosque es el mejor lugar para este tipo de ceremonias. Además, podréis optar a celebrar vuestra ceremonia dentro de un círculo hecho con hojas e incluso saltar la escoba tras declararos marido y mujer. ¿Os atrevéis?